Historias -1-

Recuerdos

Cuando me desperté, estaba luchando porque el perfecto sueño que acababa de tener no se fuera por las hendiduras de mi inconsciente. Era uno de esos sueños que tratas que quede en tu mente, para adorarlo un poco mas, sólo un poco más.
El sueño no era nada maravilloso, era mucho más real que los últimos sueños que había tenido. Lo que lo hacia especial era esa sonrisa. No me acordaba cuanto había pasado ya desde la última vez que había visto esa perfecta expresión de pureza, se me hacían años, largos años.
Me levanté, con esa amargura con la cual me levantaba últimamente, me preparé el desayuno. Café y un par de tostadas, lo de siempre; Y luego me fui a bañar y a prepararme para ir al trabajo.
El local de música que yo atendía y del cual era dueña, estaba como siempre, prendí las luces, acomodé todo, abrí la caja registradora, y levante las persianas. Mientras las levantaba me di cuenta de que había un grupito de niñas pre-adolescentes esperando a que yo abriera mi local, algo que me extrañó, ya que si había algún tipo de persona que nunca pasaba ni siquiera la mirada por mi local era un pre-adolescente.
En general los niños que pasaban por esa etapa, entraban en el local de tres cuadras más abajo, que solía tener música pop a todo volumen toda la tarde, y que vendía los CDS de todos los jóvenes talentos que ellos solían buscar. En cambio yo, vendía CDS de esas bandas que ya ni se recordaban por estos tiempos, bandas que probablemente los padres de esos niños escuchaban en su adolescencia.
Antes de atenderlas prendí la radio, para generar un poco de ambiente. Esperé pacientemente mientras ellas revisaban CD por CD, aparentemente buscando algo específico. Me concentre durante un momento en la canción que sonaba en la radio. Yo conocía esa voz, la conocía muy bien. Tanteé el mostrador, en busca del control del equipo de música, y lo apagué. Las chicas se volvieron y me miraron.

   - Una pregunta, ¿por casualidad no vende el nuevo cd de la banda Gecko?– Me preguntó una niña con una cantidad exagerada de hebillas en el pelo.
   - No, por el momento no.
   - Ah, ¿y no sabe de algún local donde lo vendan por acá? -Preguntó intrigada por la manera en la que reaccioné ante el nombre de la banda.
   - Si caminas por esta calle y seguís tres cuadras, hay una tienda que supongo lo debe vender – Dije tratando de no parecer tan arisca, después de todo, la niña no tenia la culpa de haberse encontrado con un corazón roto.
   - Bueno, muchísimas gracias.
   - No, de nada, ojala que lo encuentres.
   - Gracias gracias –Dijo ya yéndose junto con sus amigas.

No podía soportar ni siquiera escuchar su voz.
La tarde estuvo tranquila, algunos pocos clientes que por suerte encontraron lo que buscaban. Lo de siempre. Cerré antes de tiempo, necesitaba un buen baño, y relajarme viendo un poco de TV.
La tv por cable es realmente un desperdicio, cien canales de los cuales 30 son basura, y los otros 70 nunca tienen buena programación en el momento en que lo estas viendo, además había que descontar los 7 canales de música que pasaba lo mas rápido que me permitía el televisor. Debo haber estado haciendo zapping durante cuarenta minutos, sin encontrar nada por lo que valiera la pena parar. Fue entonces cuando pase por un canal en el que pasaban películas, y me tope con una comedia romántica.
Yo ya la había visto, pero no fue por eso que la deje. Fue porque no la había visto sola aquella vez, había estado con él, en esa misma cama una noche lluviosa de Julio.
   - ¿En que pensas?
   - En nada...-dije tratando de sonar convincente- estoy mirando la película.
   - Dale, decime en que pensas, se nota que no la estas viendo- me dijo mientras clavaba sus penetrantes ojos color café en los míos, tratando de sacarme la información con tan solo una mirada.
   - No, nada, una idiotez.
   - No seas boba, sabes que no me voy a reír- lo acusé con la mirada- Bueno, no mucho, jeje – dijo sonriendo. Esa sonrisa siempre me pudo.
   - Pensaba que... Bueno, que la banda se está haciendo conocida ¿no?
   - Si, ¿y qué tiene?
   - Bueno, que... emm...- No lo quería decir, sabía que en mi cabeza sonaba razonable, pero que en cuanto lo dijera sonaría como una estupidez.
   - Soltalo, por favor.
   - ¿Ya tienen algún o alguna fan?– Él sabía muy bien que el plural era pura cortesía, y también que me importaba solo la segunda opción.
   - Jajaja, ¿era eso nada más?, que tonta que sos.- Sonaba tan despreocupado que hasta a mi me pareció una idiotez lo que había dicho- Tenemos un par de chicos que nos siguen a todos lados, pero nada del otro mundo, además, ¿a vos qué te preocupa si tengo o no tengo alguna fan?- Había captado el mensaje secreto detrás de la pregunta.
   - Y, no se, yo no soy la mujer mas hermosa del mundo, y quizás si viene alguna fan tuya, no sé... Vos sabés a lo que me refiero.
   - ¿Vos crees que si viene una fan mía y me dice que quiere estar conmigo, yo te voy a dejar?
   - No sé, puede ser.
   - No te dejaría ni aunque la mujer mas linda del mundo viniera y se tirara a mis pies.
   - No mientas- dije sonriendo, pero ya un poco convencida.
   - No miento– me dijo mientras se acercaba lentamente, y me daba un dulce beso– Sabes que no miento– Susurró.