Historias -19-

Caída

- Ah, veo que estás ocupado- Le contestó Samanta en un tono de reproche.
- Si estoy ocupado…
- No, no está ocupado… - Respondimos al mismo tiempo Gadiel y yo.
- Si, estoy ocupado- Le dijo Gale a su novia mientras me miraba significativamente para que cerrara la boca- ¿Para qué viniste?
- Quería saber cómo estabas…
- Dale Samanta ¿Para qué viniste?
- Ya te dije, quería saber como estabas- Respondió nuevamente Samanta.
- ¡Dale Samanta! ¡Decime para que viniste porque si hubieras querido saber como estaba habrías venido al hospital hace dos semanas como Dana, y no habrías aparecido recién ahora! - Le contestó Gadiel enojado- No seas tan hipócrita y decime para que viniste.
- Así que Dana estuvo en el hospital…- Reflexionó Samanta mientras me miraba con una mirada asesina.
- ¡Si, Dana no tenía porque hacerlo y vino al hospital! ¡En cambio VOS se suponía que eras mi novia y ni siquiera intentaste saber si estaba vivo!- La interrumpió Gadiel perdiendo cada vez más los cabales- ¡Si no me decís para que carajo viniste te cierro la puerta en la cara Samanta!
- ¡Vos me cagas con tu ex novia y encima me reclamas cosas!
- ¡Él no te caga con nadie descerebrada!- Le contesté. No había querido meterme en la pelea, pero esta chica me sacaba de quicio.
- ¡Sí, yo no te cago con nadie!- Confirmó Gadiel mirándome un poco triste al entender que yo no le estaba dando posibilidades.
- ¡Ay si claro, están acá hablando nada más! ¡¿No?!
- ¡Estamos hablando mujer!, si no nos queres creer realmente…- No llegó a responder porque por la alteración del momento perdió el equilibrio, la muleta resbaló y cayó con todo su peso sobre la pierna izquierda- ¡Ay la puta madre!
- ¡GADIEL!- Grité histéricamente y me agaché para ver qué le había pasado.
- ¡Mierda, mierda, MIERDA!- Gritó Gale mientras se agarraba la pierna enyesada.
- ¡¿Estás bien Gale?!- Preguntó la idiota-rubia-oxigenada.
- Andate Samanta ¡Andate!
- ¡¿Pero estás bien?!- Insistió con su estúpida voz aguda.
- ¡AGARRÁ YA LO QUE VINISTE A BUSCAR Y ANDATE ANTES DE QUE TE HAGA ALGO DE LO QUE ME PUEDA LLEGAR A ARREPENTIR!- La amenacé.

Supongo que vio el brillo asesino en mis ojos, porque no dijo más y se encaminó hacia la habitación.

- Gale, ¿Estas bien?- Le pregunté una vez que había desaparecido Samanta.
- Ay mierda, ay, ay, la puta madre- Seguía repitiendo Gadiel mientras se agarraba la pierna.
- ¿Gadiel te duele mucho? ¿Querés que te lleve al hospital?
- Carajo mierda, ay por dios.
- ¡Gadiel!
- ¿Qué, qué?
- ¿Te llevo al hospital?
- No, no quiero- Me respondió incorporándose.
- Pero Gale si te duele mucho te tengo que llevar para ver si te hiciste algo.
- No, no quiero ir.
- ¿Pero entonces que querés que haga? Decime qué queres que haga por favor.
- Abrazame.
- ¿Qué?- Pregunté confundida.
- Quiero que me abraces- Respondió con cara de perrito mojado.
- ¿Me estás cargando? No es momento para joder Gadiel, te puede haber pasado algo grave.
- ¿Me vas a abrazar o no?

Estuvimos abrazados durante unos minutos hasta que la desubicada apareció.

- Ah bueno, mirá a la parejita, y después me dicen que no me estabas cagando.
- Andate porque aunque tenga la pierna rota me levanto y te saco a patadas- Le contestó Gadiel sin ni siquiera dejar de abrazarme.

La puerta se cerró con un gran golpe.

- ¿Estás mejor?- Le pregunté rompiendo el cálido abrazo.
- Sí, tu abrazo fue como una medicina.
- Jajaja, si claro- Le contesté- Te ayudo a levantarte o preferís que nos quedemos en el piso un rato más.
- Ayudame a ir hasta el sillón que vemos una película o algo.

Pasé mi brazo por debajo del suyo y lo ayudé a levantarse con mucho esfuerzo. No era fácil levantar a un hombre de su contextura.

- Esperame un segundito que lo voy a llamar a mi primo para avisarle que me quedo a comer acá- Le informé una vez que lo había sentado en el sillón.
- ¿Ah si? ¿Y qué te hizo cambiar de opinión?- Me preguntó divertido.
- No te voy a dejar solo en este estado.
- ¿Qué estado?
- Jajaja, dale no te hagas el idiota. Conmigo no tenés que ser siempre el increíble Hulk.

Gadiel se quedó callado ante mi comentario.

- Hola Javi, escuchame, Gadiel tuvo… un problema… y me tengo que quedar con él. No sé a que hora vuelvo. Pedite una pizza o algo, en la heladera hay imanes de deliverys.
- ¿Qué paso?
- Nada que tuviéramos que lamentar, después te cuento mejor en casa.
- ¿Che Dani, ya comieron?
- No, todavía no.
- ¿Te jode si voy a comer con ustedes? Porque me siento un poco solo en tu departamento.
- Hmm, a ver… esperá que le pregunto a Gale.
- Gale, ¿te molesta si viene Javi a comer con nosotros?
- Por mí no hay ningún problema.
- Javi, dice Gale que no hay problema, te digo la dirección y llama un taxi que es muy tarde para que vengas en colectivo.

Cuando corté la comunicación con mi primo le fui a preguntar a Gale de qué quería la pizza para hacer el pedido.

- ¿Se queda a comer al final?
- Sí, ya está viniendo para acá.
- ¿Él sabe de… lo nuestro?- Me preguntó sin saber como decirlo.
- ¿Qué nuestro?
- Digo, ¿Él sabe que tuvimos algo alguna vez, y que yo cagué todo?
- Sí, lo sabe- Le respondí intentando no prestarle mucha atención al tema.
- ¿Y sabe de lo que está pasando ahora?
- ¿Qué esta pasando ahora?- Pregunté totalmente confundida.
- ¿Él sabe que después de haberte hecho sufrir no me conformé y volví con el propósito de quedarme?
- Hmm, ésa parte no se la expliqué, pero supongo que se debe dar una idea.
- Ah- Me contestó y se quedó pensativo durante un momento- ¿Y vos crees que me va a pegar? Porque en este estado corro con desventaja.
- Jajaja, no, no creo, mi primo es una persona pacífica.
- Eso espero- Susurró, mas en serio que en broma.